Reflexionando Ando
A lo largo de ésta nota voy a intentar que no suene cómo uno de esos artículos de UPSOCL (www.upsocl.com) o revista de tips para señoritas. Dije que iba a “intentar”, eso quiere decir que hay una gran probabilidad de qué termine sonando como tal. En fin.
No tengo una metodología para hacer las cosas, esto no se trata de seguir unos pasos para tener una vida feliz. No soy psicólogo ni tengo algún interés en serlo. Sólo soy un humano que va improvisando el “vivir bien”. ¿A qué te refieres, Allan?, se preguntarán ustedes, me refiero a que todos los días nos inquietan esas cosas por querer agradar o tal vez no querer agradar y simplemente ser aceptado para los demás y por uno mismo. Es cómo una serie de pasos para ser uno mismo. En realidad no tengo pasos para ser uno mismo, pero tengo pasos para combatir el “no ser cómo alguien más”. Y todo esto al menos para sobrevivir en el intento.
A lo mejor no muchos me van a entender pero existimos personas que nos cuestan más las cosas que algunas otras, esto no es una diferencia ni estoy reclamando. (Si es reclamo)
Hace unos días, platiqué con una de mis escritoras de blog favoritas (@_claulazcano) y le expresé que “ojalá un día yo llegara a escribir tan padre cómo tú” , para mi sorpresa su respuesta fue “con práctica en vez de escribir tan padre cómo yo, podrás escribir tan padre tú..” . Ayñ. En pocas palabras sentí cómo si le hubieran embarrado chocolate calientito a la conversación.
Lo que me dio por pensar en todos nosotros y nuestra falta de confianza en lo que podemos hacer. En las críticas constantes que vemos en Facebook por hacer ciertas cosas que a los demás no les parecen o tal vez, que infundimos nosotros mismos. Infundimos, que agradable palabra. En fin, el chiste es entrarle, arriesgarse, animarse, etc.. y todo esto con ese mantra universal de: mientras me guste a mí, que los demás piensen lo que quieran.
Esto ya empieza a sonar cómo una nota de UPSOCL pero no importa. Ven lo que les digo del mantra(?). En pleno 2015, los hombres ya no sabemos a cuál estereotipo pertenecemos, y mientras buscamos ese estereotipo que nos llene, vamos haciendo y deshaciendo. Si me pongo una camisa de cuadritos ya soy hipster, si tengo unas botas Caterpillar y además una camisa de cuadritos ya soy un lumbersexual, si me gustan las computadoras ya soy geek, si me gustan los videojuegos ya soy gamer y si tengo panza soy fosfiano. A OC.
Además, hay víctimas de las modas pasajeras. Estamos limitados por las cosas que nos atraen pero no podemos tenerlas por qué no es aceptado, o a lo mejor si es por otras personas. Por ejemplo, mi mamá no tiene problemas con salir con crocs a la calle. Pero, ¿y yo?. Uno ya no puede comprar un selfie stick por qué NOT. Una vez quise comprarme una cámara fotográfica profesional pero pues esos son para fotógrafos y yo no soy fotógrafo. Y hasta pasa con otras cosas cómo leer un libro de Paulo Coelho, pareciera ilegal. A lo mejor debería serlo. A lo mejor sólo debería ser ilegal decirlo. Ok no. Escuchar música de Arjona está tachado cómo penado por algunas amistades.
Incluso hablando por mí y algunos hombres, hemos sido víctimas de los gustos de las mujeres. Se han puesto exigentes y han reducido la competitividad hacia algunos cuántos.
Tengo que hacer una pausa para dirigirme al género femenino: Mujeres, yo y algunos de nosotros, no pedimos no tener barba. Paren esa idea, por favor. Nos hacen daño. Ok no. Bueno, poquito.
A final de cuentas, a la única persona que hagas lo que hagas vas a hacer feliz, es a uno mismo. Entonces que los demás hagan lo suyo por cuenta propia. Si hay algo que te haga feliz o que disfrutes de hacerlo, hay que darle. Todo esto sin afectar a terceros. Vivimos en un año tan aleatorio que ya no estamos parados en el escalón para decidir que es bueno y que es malo.
Tenemos la tarea de aprender a ser cómo uno mismo, a hacer las cosas que disfruta sin ser víctima del “qué dirán”. Al fin y al cabo, siempre hay que ver por nuestra felicidad ¿Qué no?.
Twitter: @allanriffa
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