Twitter: @allanriffa
“¡Súbase hay lugares!”, me gritaron mis cinco sentidos cuándo se hizo presente el topic de la semana. A menos de que no tengas twitter o hayas vivido en una cueva los últimos 6 años, alguien te va a tener que explicar de lo que estoy hablando, o de lo que voy a hablar a continuación. Ésta es la parte dónde googleas el título de la nota (¡con confianza!).
Está bien bonito hacer plática por convivir, todos lo hemos hecho o hemos querido formar parte de ese bullicio de personas que hablan sin parar del tema de la semana, aunque no tengamos una idea. Echar mentiras por convivir, púes. Nos gusta hablar de lo que todos hablan, y también nos gusta llevar la contraria de lo que todos hablan. Si, ese es otro vagón en el Tren del Mame.
“Me gustaba más antes de que se volvieran tan comerciales”, el Golden Ticket (boleto de oro, amigo) de los pasajeros para subirse en cualquier momento. Nunca falla. Para ser más prácticos, ésta frase la vamos a escuchar cada que hablemos de las siguientes bandas: Arctic Monkeys, Zoé, Los Daniel´s, Bunkers, The Strokes, Kings of Leon, Imagine Dragons, Torreblanca, Mago de Oz, Phoenix, Arcade Fire, Radiohead, etc. En serio, es el comentario más sonado en cualquier lugar dónde existan los amantes de la música de todas las edades. Ya ni para qué discutir, luego no van a poder para hasta que escuchen una explicación que va a involucrar desde la escopeta de Kurt Cobain, hasta llegar al color de pelo de Nikki Minaj.
Si no eres amante de la música o no padeces de Lisztomania (en serio, puedes googlear) lo que sigue te va a encantar: “El libro está mejor que la película”. Bueno, ya sabemos que lees. Felicidades. Y no tienes la culpa de que te guste leer, pero con lógica podemos pensar que el libro tiene más cosas que la película, si tuvieran que hacer una película que tuviera todo un libro tendría que durar 3 horas. Y eso ya lo hicieron con El Padrino. Tenemos que considerar que son adaptaciones, que tiene un presupuesto, un límite de tiempo, un personal, una nómina de sueldos, etc.
Desde hace un tiempo para acá, hemos conocido a uno de los miembros más selectos del Tren del Mame, es casi casi el intelectual del grupo o aquel que tiene su lugar asegurado. Su comentario (para él) está siempre a tiempo, siempre atinado, siempre mamador. Es el activista de escritorio, el revolucionario, el chairo que llevamos dentro, es la persona que tiene su boleto con el slogan de “¡pinche gobierno!”. Que envidia, tiene el poder de aventarle la culpa de todo al gobierno, no importa quién esté en turno. Cualquier problema social, cualquier desventaja, cualquier beneficio que no obtenga es justificable con señalar al partido político, funcionario, presidente o autoridad en turno. El chingón.
Y después de un selecto grupo de personalidades, estamos todos nosotros, los aficionados. Los que nos gusta participar comprando nuestro boleto con horas de anticipación. Entre nosotros nos decimos “los villamelones”. Los que vemos el Super Bowl con cervezas, carne asada y nuestro jersey del equipo, pero horas antes nos googleamos los nombres de los jugadores, contra quién van a jugar y por qué. Todo el año nos pasamos la NFL por el arco del triunfo y el día del Super Bowl andamos apostando la dignidad por el equipo que nos llene más la expectativa. Les dije que mentíamos por convivir.
Entre los villamelones también se encuentran las personas que asisten a los eventos sin saber de qué se tratan. Aquí existe una guerra interna, no todos los pasajeros del tren somos amigos. Hay dos bandos, los pasajeros que dicen “voy a ir por qué es lo que está de moda” y los pasajeros que dicen “ni les gusta pero ahí vienen”. Y ambos son pasajeros en el mismo transporte. Es lo más parecido a que te haga daño lo que no te comes. Sí, eso.
En fin, el Tren del Mame tiene fechas, estaciones, paradas de emergencia. Nadie está a salvo de no subirse. Todos somos bienvenidos. Todos somos aceptados. Y sobre todo, todos somos catalogados.
¿En cuál estación te subes tú?
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