Alan Salazar Twitter @allanriffa
REFLEXIONANDO ANDO
Con este título quiero dar la bienvenida a mi primera (y espero no única) colaboración para UltraBanda. Con esto quiero retomar alguno de esos círculos viciosos que tenemos en la vida y que dejamos arrumbados en quiénsabedónde.
Cómo para mí la escritura o para las demás personas puede ser la cocina, el ejercicio (¡el maldito ejercicio!), la dieta, cosas así… Es decir, escribir con el fin de sacarle provecho a ese lado crítico que todos tenemos en algún momento y también para aportar un enfoque de mi persona hacia las cosas cotidianas que vemos o que nos gustan, no importa qué. Entonces éste primer párrafo está dedicado a agradecer el espacio y desearle a usted, ciberlector una buena instancia mientras lee mi tornado verbal transformado en un montón de palabras para un blog.
Sólo que hay un problema, escribir me lleva a mezclarme con mi personalidad y mi personalidad es muy diferente. Alguien lo pondría algo así como “And the haters gonna hate, hate, hate…” con ese tono bastante pegajoso. Desde que escuché esa canción supe que iba a haber días en los que sólo Taylor Swift me iba a entender. Nocierto. Si es cierto.
La verdad es que existimos personas que nos hemos despegado de lo tradicional y hemos buscado nuestra propia identidad. Y no porque queremos ser diferentes, sino por qué las nuevas generaciones nos han dado un golpe de evolución estilo Darwiniano.
No quiere decir que eso esté mal, no. Lo que quiere decir es que ya no vamos a encontrar personas que compartan nuestros mismos gustos. Me refiero a todo, no nada más a la música.
Y ese golpe evolutivo nos ha hecho menos selectivos. Por qué es lo que hay.
Por ejemplo yo, que antes me fijaba en que mis amigos fueran aquellos que compartieran mis mismos gustos por Joy Division o Radiohead. O tal vez pudo haber sido al revés, dónde si tenías más de 4 canciones de la Arrolladora automáticamente no podíamos ser amigos. Es una tontería ya lo sé. En estos tiempos, que levante la mano quién no se sabe “Carmen, Se Me Perdió la Cadenita” o baile “Yo la Conocí en un Taxi” en automático cómo puberta reggetonera en concurso de escuela federal. A lo mejor lo último no. Pero toqué un punto. Eso espero.
Ya no hacemos las cosas cómo antes lo hacíamos o cómo queremos que las nuevas generaciones lo hagan. Desde la forma de vestir hasta las clásicas rutinas para sobrellevar las situaciones. Ya no dedicamos la misma canciones típicas cómo “Bed of Roses” o cualquiera de Bon Jovi.
Aceptémoslo, todos tienen una canción de Bon Jovi o Aerosmith que les llega. Las nuevas generaciones prefieren Jake Bugg o Sam Smith (si no los conoces fracasaste cómo romántico new age). Y las cosas cambian tanto que nos aferramos cómo chavorruco a su Facebook antes de una nueva actualización.
Y a final de cuentas, nos terminamos adaptando a lo nuevo. Y es bonito. Y está bien.
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