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2 agosto, / Kinotecnia

EL HOMBRE QUE CAYÓ EN LA PANTALLA: Los mil rostros de David Bowie

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A lo largo del siglo XX han existido diversas personalidades ajenas al mundo cinematográfico que se han interesado e incluso involucrado con él; ya sea que tomen la postura de ávidos cinéfilos, o bien que sean más atrevidos e intenten de alguna manera (ya sea como productores o directores, pero principalmente como actores) participar mano a mano con él. Es fácil suponer el atractivo del cine para estos personajes, pues éste posee su propia complejidad y belleza, por lo que no es extraño que más de uno quiera jugarse un papel del otro lado de la pantalla.

Los encuentros más emblemáticos entre la cámara y estos personajes son aquéllos en donde las figuras de la música participan (principalmente del rock o de la cultura pop, gracias al número y a la inquietud por la extravagancia de sus seguidores). Sin embargo, en la mayoría de los casos, la celosa fama que cobija a estos individuos no deja espacio en su agenda para una carrera cinematográfica, por lo que sus participaciones se vuelven objeto de culto y, en el caso de sus seguidores, en la promesa de una faceta que permitiría cierta intimidad con ellos.
El “Camaleón del rock” es sin duda un ejemplo del encuentro entre los mundos del cine y la música, así como el de otro que se da entre la extravagancia y la articulación de facetas y cultos. Por ello, durante este ciclo nos acercaremos a uno de los rostros más infravalorados de David Bowie.Músico, productor, compositor y también actor, David Bowie reúne actualmente, y desde hace ya muchos años, el gusto de chicos y grandes por sus interpretaciones y discos como Hunky Dory o el ya por demás conocido Ziggy Stardust. La popular y extravagante personalidad de Bowie incita a hablar de su complejidad, pues a pesar de la facilidad con la que se puede reconocer el estilo que lo ha caracterizado (la combinación de elementos como la ficción, la música rock, el extravagante glam, la teatralidad y una muy nutrida imaginación), la constante creación de alter egos nos da pie para pensar que hay muchos rostros de él que aun no se han vislumbrado.

Bowie inicia desde muy joven su carrera teatral y musical, pero sólo es hasta que conoce y estudia conLindsay Kemp, que impacta en el mundo musical; porque bien déjeme decirle señor lector, Bowie es un actor profesional nacido en el teatro. Una vez consolidada una carrera que estaba llegando a la cúspide de la consagración en 1976, llega a las manos del camaleón un proyecto que posteriormente realizará con Nicolas Reig (un sujeto que perseguía estrellas de rock lo suficientemente escandalosas como para no ser excéntricas, además de ser un reconocido director y cinefotógrafo). Reig tomará la andrógina, cocainómana y alienígena figura de Bowie para llevar a la pantalla (o más bien dejar caer) el que muchos consideran un clásico de culto: “El hombre que cayó a la tierra”,  narra la historia del señor Thomas Jerome Newton, un alienígena que llega a la tierra para salvar a su planeta, pero que, dotado de una superior inteligencia llama la atención de los terrícolas por sus excesos con el alcohol y las drogas. Así, con la bandera de una película que pasaría sin pena ni gloria, de la pantalla a las manos de unos cuantos seguidores del cine de ciencia ficción y del mismo Bowie, llega Low, uno de los discos más influyentes de la música contemporánea, mismo que anuncia su rehabilitación y la filmación de las películas que integran el famoso “Trío de Berlín”.Ya entrado en años, dentro de un proceso de rehabilitación que marchará por buen camino y gustoso por la sensación de lo cinematográfico, Bowie no se quedará de brazos cruzados y presentará en 1978, junto con la diva Marlene Dietrich y el director y actor David Hemmings, su rol en la cinta Gigolo, en donde será más atrevido, dramático y realista, al encarnar a un soldado alemán que tras su regreso de la guerra encuentra la triste realidad de una vida sin ambiciones ni memorables logros, estado que lo lleva a desubicarse en el plano existencial. La búsqueda de una satisfacción lo lleva a relacionarse con otro militar,  uno de los seguidores más fieles de la causa Nazi, y a frecuentar borracheras y relaciones carnales sin júbilo ni pasión para convertirse en uno de los gigolós estrella del prostíbulo dirigido por Dietrich, misma que le enseñará lecciones sobre el amor, la vida y otras penas que ella ha aprendido con el paso de los años.

No llegarán noticias muy relevantes de este individuo hasta 1983, cuando participa en un filme de la nueva y fresca ola nipona de cine “Noberu Bagu”, bajo la dirección de Nagisa Oshima. Esta historia dramática y bélica, que es un deleite para los ojos del espectador, es la atractiva e inquietante Feliz Navidad Señor Lawrence, en donde nuestro David, bajo el nombre de Jack Celliers, viaja hasta tierras orientales a un campo de prisioneros en donde vive el choque cultural entre británicos y japoneses (un primer atractivo del filme) y en donde exalta los límites de la disciplina cuando un comandante japonés demuestra cierta fijación sexual, por no decir enamoramiento, hacia su persona (todas éstas sensaciones reprimidas por supuesto, para alimentar el drama).
Ese mismo año, Bowie adoptará otra máscara y regresará a tierras británicas acompañado de personalidades féminas y sensuales como Susan Sarandon y Catherine Deneuve, en un  trabajo del director Tony Scott. En él, el espectador es sumergido en un ambiente  lúgubre, sexual y terrorífico, musicalizado por una de las bandas pioneras del movimiento gótico de los ochentas, es decir, de Bauhaus (banda a la que el mismo Bowie le apostará un prometedor futuro). Estos son los componentes de una de las películas favoritas del público de varias olas de culto: The Hunger. Imaginen a un grupo de vampiros egipcios jóvenes pero ancestrales, de un hambre y belleza tan cálida como agresiva, dentro de un club nocturno en pleno auge de los hoy tan nostálgicos ochentas, rodeados de punk y música siniestra e hipnotizante.  Dentro de este mundo la doctora Sarah Jones conocerá de una manera peculiar y sobrenatural al señor John (Bowie) por lo que se interesará en él y lo seguirá. De este modo Sarah conocerá a Miriam Blaylock, amante de John, para poco a poco descubrir que Miriam no sólo se dedica a coleccionar arte, sino también amantes, belleza y sangre.
Con esta variedad de formas y personalidades girando en torno al ojo de la cámara, el trabajo de un buen par de directores y otros actores de renombre, Bowie nos muestra uno de sus rostros menos explorados. Nos interesa conocer el por qué de la elección de estos proyectos y no otros (pues queremos pensar que estos no fueron los únicos que tocaron a su puerta): ¿podríamos hablar de un paralelismo entre su carrera musical, tratando de identificarse y cumplir demandas hacia consigo mismo en el momento y el lugar en donde se encontraba al hacer estas películas? Si bien después de las apuntadas realizó otras tantas, fueron éstas las que en el momento cúspide de su consagración retrataron hasta en lo más certero a un hombre que se reinventaba todo el tiempo. Esto nos hace pensar que Bowie estaba perdido entre el drama de la realidad y el de la ficción, situación muy común dentro de las grandes súper estrellas.
Una cosa es cierta y es que hay que agradecer a aquéllos que motivaron y contribuyeron para llevar a la pantalla a un personaje icónico como David Bowie, y no queda más que sentir nostalgia al disfrutar estas joyas, que si no fueron muy exitosas, tienen la suficiente genialidad para reflexionar sobre ellas el día de hoy.Los esperamos todos los martes de agosto en el Foro Cultural Hilvana a partir de las 19 horas. La sugerencia de cooperación es de $10 y la del abono $30. ¡Los esperamos!

6 de agosto
19:30 hrs.
Gigolo (Schöner Gigolo, armer Gigolo)
Dir. David Hemmings
Alemania occidental, 1978, 147 min.

13 de agosto
19:30 hrs.
El ansia (The hunger)
Dir. Tony Scott
EE.UU. 1983, 97 min.
20 de agosto
19:30 hrs.

El hombre que cayó en la tierra (The men who fell to earth)
Dir. Nicolas Roeg
Reino Unido, 1976, 139 min.

27 de agosto
19:30 hrs.
Feliz nvaidad Mr. Lawrence (Merry christmas Mr. Lawrence)
Dir. Nagisa Ôshima
Reino Unido – Japón, 1983, 123 min.

Cooperación sugerida: $10
Abono: $30.

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