A sus 81 años de edad, Alfonso Arau cuenta con más de una decena de películas dirigidas, unas cincuenta en las que actúa y, por lo menos, con media decena de filmes que ha producido. Estos números, seguramente, no asustan a nadie. Sin embargo, en un país en donde el apoyo al cine está supeditado históricamente al amiguismo o a esquemas que incentivan a las empresas y no a la producción cinematográfica o a su público, esos mismos números reflejan una necedad tremenda por hacer cine ante las negativas y los obstáculos que la actividad misma representa. En la década de los noventas esta situación lleva a Arau a buscar financiamiento fuera del país. Con Como agua para chocolate (1992), escrita por su esposa Laura Esquivel, convence a la industria norteamericana que puede adecuar sus historias y los estándares de sus producciones a los parámetros de Hollywood. Prueba de ellos es Un paseo por las nubes (1995), también escrita por Laura Esquivel y en cuyo reparto encontramos a Keanu Reeves, Anthony Quinn y Aitana Sánchez-Gijón, por mencionar algunos.
Con una personalidad controvertida, que más de uno ha señalado como prepotente y arrogante, Arau ha incursionado en diferentes disciplinas artísticas. Mucho antes de la nominación al Oscar por
Un paseo por las nubes y de su faceta como empresario cinematográfico con
Cinelux, Arau estudia actuación, ballet clásico y danza contemporánea durante los años cuarentas y cincuentas; participa en el dueto cómico musical
Corona y Arau al lado del comediante y bailarín Sergio Corona (quién años después se convertiría en su cuñado); posteriormente viaja a Cuba y monta el Teatro musical de la Habana, para regresar en los años sesentas e interpretar un pequeño papel en
En este pueblo no hay ladrones (Isaac, 1965) y formar junto con Carlos Monsiváis el grupo de rock Los Tepetatles.
A nuestro juicio, sus películas previas a los años noventas tienen muchísima más creatividad y apelan a un público más amplio que sus éxitos en Hollywood. Por ejemplo, con El águila descalza yCalzonzin inspector, Arau se aventura a llevar a la pantalla personajes de historietas netamente mexicanas, mismos que fungen como héroes o redentores de una sociedad que está presa de la corrupción, los abusos y el agachismo. Que el Águila descalza luche en contra del gangsterismo de Chicago de forma paralela a la organización de una huelga dentro de la fábrica, todo lo anterior en un contexto de franca farsa, habla del interés y valor por introducir roles y realidades que por aquéllos años eran severamente censuradas, y en algunos castigadas. Con Mojado Power, Arau aborda el tema de los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, del apoyo entre connacionales (o mejor dicho, de correprimidos) y de las diferencias que se establecen entre los chicanos y los mojados. Chidoguan es una película muy curiosa en donde el tema central será el futbol. Sí, ese tema que se ha vuelto tabú en nuestra sociedad cuando se señalan las evidentes relaciones de los empresarios deportivos con partidos políticos, lavado de dinero, criminales y hasta narcotráfico.
En fin, sin adelantar más de las películas que conforman el ciclo, sólo nos resta hacerles la invitación todos los jueves de julio a las 18 horas en el Teatro del Pueblo. Recuerden que la entrada es libre y que se agradece la difusión del evento.
Más información sobre Alfonso Arau en:
4 de julio
El águila descalzaDir. Alfonso Arau
México, 1969, 90 min.
11 de julio
Calzonzin Inspector
Dir. Alfonso Arau
México, 1974, 90 min.
18 de julio
Mojado powerDir. Alfonso Arau
México, 1979, 108 min.
25 de julio
Chido guan, “El Tacos de Oro”
Dir. Alfonso Arau
México, 1985, 90 min.
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