[dropcap size=big]E[/dropcap]xiste en la historia del arte, un concepto que alude a la sencillez y a la busqueda de elementos alejados de la sofisticacion. Me refiero al Naif, en donde la grata sencillez se logra con una búsqueda consciente o inconsciente de expresiones que evocan a la juventud y la frescura aparente en el uso de los recursos artísticos; que puede arrojar en el mejor de los casos, una obra auténtica.

Es el caso de La Banderville. Banda de reciente formación, hace su aparición en una escena saturada de propuestas que apuestan por falsas sofisticaciones y aburridas copias calca de grupos como Zoe que resultan en su mayoría aburridos.

Con Manzana 2011 hacen un exitoso debut, logrado gracias a tener una propuesta que se aleja de esos rebuscamientos y sofisticaciones, apostando por un sonido sencillo que procura no dejar ningún espacio sonoro vacío.

El resultado es un Album que a lo largo de xx temas nos lleva por paisajes colmados de frescura, con riffs pegajosos y melodías cargadas de esa agradable ingenuidad que tanto nos pueden hacer sonrerir al caminar en un día lluvioso por las calles de esta ciudad, como también puede hacernos sentir identificados con sus letras.

Apelando a la frescura del lirismo, La Banderville devuelve la fe en el Rock hecho en casa, evocando sensaciones que recuerdan nuestros primeros tropiezos en esos complicados menesteres que son las relaciones humanas.

Sin tener intención de dar una etiqueta a la Banderville, su propuesta artística se puede resumir en un Rock Naiff, fructífero, plasmado en xx temas que puedes escuchar tanto en el orden que trae su disco; como cuando lo pases a tu iPod y le des un Shuffle.

Esta banda le da una buena lección a tantos Adanowskis, Zoes, Daniels y demás bandas que siguen sin poder superar la etapa del Rock usado como pose.