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TODO PERSONAL: GRACIAS, GUSTAVO

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Muchas cosas se asoman a mi mente al pensar en el nombre de Gustavo Cerati: sus acordes, sus palabras, su legado e inevitablemente, la estrecha relación que he desarrollado con su música.

Y es desde aquí, donde prefiero recordar a Gustavo, desde mi viaje personal, viéndolo a través de la desvariada belleza en donde mi óptica y mis emociones, encontraron el refugio idóneo, más allá de sus hits, del revuelo que causó con sus himnos ochenteros y de los noventa. Escondidos entre uno y otro track, entre uno y otro éxito, fue donde hallé siempre la verdadera identidad de Cerati, ahí entre temas que no desmerecían respecto de aquellos de éxito multitudinario.

Después del temblor y en algún solitario paraje de la Ciudad, fui a dar con joyas como El Rito, No Existes, Fue o La Cúpula (por mencionar unas cuantas), temas que me parecen incluso más interesantes que lo más conocido del repertorio sodero.

Fue así como la ruta de mi viaje por la música primero de Soda Stereo y después de Cerati en solitario, fue trazándose por sí misma.

A mis trece años de edad, poco o casi nada lograba digerir de entre las frases que Gustavo iba soltando como adorno a sus arreglos musicales, pero una cosa me quedaba clara: la melodía me decía mucho más que cualquier mensaje. Piezas, por ejemplo, como Danza Rota (incluida en el álbum Nada Personal, 1985) en la que escuchaba a tres músicos envueltos en una química perfecta, transmitiendo emociones en espiral pero con simpleza, y ahí no paró la cosa, pues Cerati supo reinventarse, crecer dentro de Soda y llegado el momento de cerrar ese ciclo, regalarle a su público una carrera solista que nada le pide (musicalmente hablando) a su etapa junto a Héctor “Zeta” Bosio y Charly Alberti.

UN ÍCONO DUAL

No cabe duda de que el lugar que Gustavo Cerati ha ocupado en la música desde mediados de la década de los ochenta haya dejado huella en el corazón y los oídos de cientos de miles de personas pero ¿es eso suficiente como para admitir como verdad absoluta que Cerati ha sido el mayor exponente del rock en América Latina? Aún como admirador del argentino, me resulta una villamelonista exageración puesto que exponentes hispanoparlantes dentro del rock, los hay de la talla de Jaime López, Rita Guerrero, Rodrigo González, Moris, Vox Dei, Luis Alberto “El Flaco” Spinetta, Charly García, entre muchos otros (éstos tres últimos ejercieron una fuerte influencia en el sonido y en la lírica de Cerati), y no quiero decir con esto que Gustavo desluzca junto a ellos, simplemente que no ha sido el único, ni el inventor de los estilos musicales que fusionaba, ni el mesías del “Rock en Español”.

No veo porque haya que caer pues, en el remilgado afán de poner a Cerati sobre el altar de lo incuestionable, no, a fin de cuentas, no es necesario.

Después de años escuchando y conviviendo con su música, puedo decir que lo sigo sintiendo, me sigo identificando. Sus letras, en su mayoría, me parecen logros exquisitos y en algunas otras ocasiones, un tanto pomposas y veo que esa característica fue la que al final, logro cautivar a muchos fans al grado de catalogarlo como genio. Su música, por otra parte, desde 1984 hasta 2009, fue mostrando un importante y admirable despliegue.

Entonces, ¿se merece Gustavo Cerati el lugar que se le atribuye? Nota tras nota se lo fue ganando, el problema se presenta cuando no se ve más allá de Soda y se le observa desde una postura absolutista y con una cultura rockera paupérrima, al grado que muchos han explorado poco su faceta solista, la cual, creo que fue en la que el músico plasmó la plenitud de su madurez como intérprete, compositor y sobretodo, como arreglista.

ME PONDRÉ EL UNIFORME DE PIEL HUMANA…

Me quedo pues con mi peculiar visión de Gustavo, el de Dynamo, el de Bocanada el de Ahí Vamos, el de Amor Amarillo, aquél que supo rebasar sus propios himnos, el que se tomaba su tiempo para ir entregando sus obras, con ese que hasta con su último aliento nos entregó su Fuerza Natural.

Guardo la satisfacción de haberlo visto volver junto a sus camaradas de Soda en 2007 y una vez más, al arrancar la gira de Fuerza Natural en 2009 (ocasión en la que Cerati interpretó primero, el disco completo que promocionaba y después tocó más de una hora de temas del resto de su discografía) ambos conciertos en la ciudad de Monterrey, Nuevo León y a los que a pesar de haber asistido solo, pude disfrutarlos a plenitud.

Aunque triste y afectado por una pérdida que siento personal, me conforta el hecho de que el sufrimiento para él ha cesado. Eres ahora un Disco Eterno… hasta siempre, Gustavo.

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