¡Ah! Que historias nos regalan los inicios del Diseño Industrial, marca un antes y un después, distanciándose  de las artes decorativas y sumándose al auge industrial del siglo XX, que sin lugar a dudas nos lleva a La Revolución Industrial, parteaguas importante para esta disciplina, que según encontramos en el diccionario: el Diseño Industrial es una disciplina que tiene por objeto, una armonización del entorno humano desde la concepción de los objetos de uso (aquí agregaría que de uso cotidiano) hasta el urbanismo.

Bajo esta premisa podemos ver el alcance de dicha disciplina, sólo piensa que detrás de todos los objetos cotidianos que te rodean de seguro estuvo la mano de un Diseñador Industrial que en algún momento diseñó y bocetó  lo que hoy estas tocando, y todo esto con el único objetivo de hacer tu vida más simple, pero al mismo tiempo agradable, amable y funcional.

En mi primera clase de diseño  una maestra nos dijo: Jóvenes el diseño funciona, si no funciona no es diseño. Esas palabras me hicieron eco.  ¡Cuánta razón!

Parte de la industrialización, fue hacer procesos más rápidos para realizar objetos cotidianos.

¿Pero realmente gustaban estos objetos? ¿Realmente funcionaban y se adaptaban a las necesidades de los usuarios?  Aquí es donde el diseñador conecta que el objeto llegue de la manera más amable al usuario final, con todo lo que conlleva el ADN de un solo objeto.

De ahí la necesidad de desarrollar escuelas que abordaran estos aspectos, si algo nos dejó el siglo pasado fueron grandes maestros del diseño que hasta hoy sus reglas antes que ser cuestionadas son respetadas, hombres y mujeres que trazaron el futuro como Walter Gropius, Wassily Kandinsky, Mies van der Rohe, Le Corbusier, etc.  Que pensaron y dejaron precedentes de cómo el Diseño comunica, cómo el Diseño vende, cómo transmite.

Pero antes de llegar a estas escuelas como el Royal College of Art en Inglaterra, la Bauhaus en Alemania o la Vkutemas  en Rusia. De la mano de un alemán tenemos la clave del paso del artesanado a la industrialización, estoy hablando de Michael Thonet  con la llamada “Silla de las Sillas” el ejemplo que encierra los aspectos que he mencionado “La Silla No 14”.

Michael Thonet desarrollaría para esos momentos  el primer sistema automático de doblado de madera, entregándonos infinitas posibilidades para el desarrollo de nuevos muebles.  Innovando en los procesos industriales de diseño y manufactura pensando en un embalaje y transportación ligera. Al estandarizar sus procesos y piezas el ensamblar las sillas uno mismo era mucho más fácil y esto agregaba la experiencia de ser parte del proceso. Díganme si no, un genio  vinculó el diseño con la industria.

Esto es el Diseño Industrial.