Tarde de lluvia ligera. Para las siete ya estaban los chicos sentados afuera del Caradura esperando por Maxi Prietto que ofrecía un concierto en solitario que se antojaba para grabarse por siempre en la memoria.
Pasadas las ocho se abrió el telón y en el centro del pequeño escenario se iluminó la figura de Prietto acompañado sólo por la hermosa Fernandes color espuma de mar, un ampli y a los pies de Maxi una hoja de cuaderno con la lista de canciones que había recogido días antes en sus redes sociales.
No hubo round de estudio, el concierto no espero crescendo, Prietto abrió con “Divagando en el salón cósmico” de su álbum Prietto viaja al Cosmos con Mariano. “Salud, gracias por venir” concluyó Maxi y, traguito de cerveza, siguió con “Días de sol”, una de sus clásicas, enlazada con “Ay corazón”, del nuevo disco Prietto.
El salón se transformó en una salita de corazones rotos y melancólicos incurables, el alma colgada de cada acorde, “vivo tirando monedas que no puedo atrapar”. Un concierto de intimidad, como noche de canciones con los amigos, de contarse los amores viejos y los blueses de siempre.
“Yo canto tus canciones en los camiones”, confesó alguno. “Yo les hice caso a las canciones que me pidieron”, dijo Prietto, y empezó la lluvia de títulos que terminó con los acordes de “Bozal” y antes del silencio Maxi se siguió con “Tobogán”, y el coro de los parroquianos en grito contenido. Se interrumpieron los aplausos con “La sombra”.
El ritmo se aceleró con “Perro de hospital”, otro tema del nuevo disco. “Niños”, pidió el público, y “Niños, crezcan fuertes” fue la respuesta de Prietto. Y a los aplausos respondió “Gracias por pedirla”. La noche siguió con “Tristeza” y luego, inesperadamente, su cover de Leonard Cohen “Ey, ésa no es forma de decir adiós” y no hubo quien no coreara el “Ey”. En el puente de este tema estalló el público y costó volver al piano del coro para seguir.
Continuó el concierto con su muy particular versión de la clásica “Tonada del viejo amor”. La lluvia de peticiones siguió y acabó con “¡Los boleros, chingá!” Maxi se rio con todos y se echó “Amarga Navidad” de José Alfredo Jiménez, que reunió Prietto con otros covers en el álbum La última noche, título que recuerda los versos de esa inolvidable composición del poeta de Guanajuato.
Sin más puente, Prietto se arrancó con “El monstruo” deshaciéndose en el escenario y nosotros desgarrándonos para corear cada palabra. Íntima ovación, pausa para un traguito de cerveza y siguió “Verano fatal” y tras el puente, Prietto puso a tope la intensidad y nos contagió a todos, estábamos en medio de esa guerra que era vivir así. El tema cerró con un grito “¡Vivo!” acompañado por los aullidos y silbidos del resto del público.
Maxi agradeció a Niño Malo en la producción, y aprovechó para anunciar el concierto de Los Espíritus el 28 de mayo en Bajo Circuito. Aquello era ya una noche de complacencias, Prietto leía su hojita de canciones y terminaba por descartarlas y escuchar las demandas del público.
Sonó a valsesito “Tu único”. “¿Qué onda? ¿Tocó unas más?”, preguntó Maxi. “¿Alguien tiene hora? Estoy preocupado por la hora”. Cayeron algunas respuestas y entre el desesperado público se oyó “¡Ándale, cabrón, que para eso preguntaste!”, “Tenés razón” fue la respuesta de Prietto. Y arrancó hasta arriba con “Vestido de verano”. Sin pausa siguió con “Médanos” seguida por “Bahía Rosales”.
Tocó el turno del hitazo “Avenida corrientes” y tras el breve puente no quedaba una rebanada de silencio, todo era el mismo desangrarse “Noche de sábado en Capital…”. Prietto bajó del escenario y el público, aún sin recuperar el alma, esperó el encore.
“Díganme nombres de temas, por favor” pidió Maxi al regresar al escenario. Una lluvia ininteligible de títulos, “Hay muchos que no los toco hace mucho tiempo, pero yo intento” se disculpó antes de “Canción de Olivia”. Después siguió con una canción “que no está en ningún disco, una nueva”:
Si algún trofeo te hizo creer que eras mejor que los demás
te esperan novedades en la guardia del hospital.
Si la suerte te ahorra ese lugar,
un poquito más linda o un poquito más fea,
para el cementerio y la tierra serás
sólo otra tumba más.
Siguió el “Error blues” seguida por una nueva avalancha de títulos. “¡Tobogán!” pidió alguien, “’Tobogán’ ya la toqué. Estaba borracho pero me acuerdo”. La elegida fue “Ríos”, otra de las clásicas del álbum doble Le Prièt VAHA-CHOSMOS E-BA CON MAOURIAN!!! / Prieto viaja al cosmos con Mariano. Del mismo disco siguió “Tú eres quien va” y “Rezan”. Para despedirse, Prietto se echó una sentidísima versión del clásico bolero “Historia de un amor”.
En un segundo encore el público seguía pidiendo a todo pulmón diferentes temas de Prietto. A “La última canción” le siguió “Pa’ todo el año” de José Alfredo. “Muchas gracias, loco” se despidió Maxi. La noche acabó con autógrafos, abrazos y cerveza en una salita al costado del escenario.
Esta pausa en la primera gira de Los Espíritus por México nos dejó agorzomado pero enorme el corazón.
En Puebla hay que confesar que Prietto andaba con fiebre y aun así se disparó un concierto enorme.
Acá, mucho más recuperado tras el Festival Marvin, apareció entero y se echó casi treinta de sus mejores temas, el racimo completo. Sentimiento hasta desangrarse, ¿cómo sigue andando Prietto, después de dejarse en cada cachito de escenario el alma entera?
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