[red_box box_bg_color=”#ff6600″ box_text_color=”#000″ content_width=”1140px” padding_sides=”0″ padding_top_bottom=”0″ content_align=”left” ]NUESTRO INVITADO DEL MES ES @gEEEEEERra[/red_box]
La primera vez que te escuché no sabía que lo hacía, apareciste en versión 8-bit como soundtrack del frustrante juego Binary Land para Nintendo, editada para caber en un loop perpetuo de belleza ochentera. Tu creador, mi héroe Erik Satie, alguna vez insistió en crear una especie de música que solo sirviera como adorno, la llamó “música de mueble” o algo así y fue solo una de sus miles de ideas musicales que servirían de influencia para toda la música del siglo XX; curiosamente y quizás sin saberlo, en ese videojuego llevaron a la perfección ese concepto.
La primera vez que te escuché sabiendo que te llamabas “Je te veux” y que tu papá se llamaba Erik Satie fue en el jardín de mi abuelo, cuando cumplí 6 años. De regalo, mi abuelo me presentó a casi todas tus hermanas e hizo hincapié en tus hermanas mayores las gimnopedias, me platicó de la belleza abstracta que vivía en sus notas y lo fácil que era perderse sin saberlo al momento que nos tocaban el oido. Cuando apareciste en mis oidos no pude reconocerte, estabas en tu forma piano + voz, una señora cantaba en francés y otra señora tocaba el piano mientras jugueteabas fuera del tocadiscos y acariciabas mi alma, mi abuelo y yo cerramos los ojos para tratar de callar todos los sentidos que no fueran el oido, sin entender el idioma pude sentir el jugueteo sensual y el deseo físico que transmiten tus notas, me bañé de amor y pasión hasta el último silencio de tu ser.
Desde ese dia estoy perdidamente enamorado de ti y de tus hermanas, estar ante su presencia significa fugarme de este feo mundo y zambullirme sin respirar al hermoso lugar sin dolor al que me transportan. Mis pensamientos dejan de atormentarme y se vuelven mis cómplices porque ustedes los manipulan.
Yo te deseo, Je te veux.
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